El “superávit” que exhibe el gobierno es una ficción contable. En la primera mitad del año, el SPN registró un saldo financiero positivo de $3,1 billones (0,4% del PBI) gracias a un ajuste feroz en partidas clave: obra pública (-82,6% vs 2023), subsidios a la energía (-80,2%), programas sociales (-46,3%), salarios públicos (-22,2%) y transferencias a provincias (-41,2%).
El gasto primario creció 3,5% interanual, pero solo por la base de comparación licuada de 2024 y por aumentos selectivos en jubilaciones, AUH y PAMI, sin revertir el deterioro acumulado.
En paralelo, los intereses pagados se redujeron, pero los intereses capitalizados de LECAP, BONCAP y LEFI sumaron $30,1 billones. Si se suman, el supuesto superávit se convierte en un déficit real de $27 billones.
En ingresos, la recaudación se sostuvo por los aportes y contribuciones (+24,9% real) gracias a la ampliación de la base imponible, mientras caían Ganancias (-17,2%), retenciones y el impuesto PAIS. El esquema tributario se volvió aún más regresivo, con mayor peso en impuestos al consumo y al trabajo formal.
El FMI exige un superávit primario de 1,6% del PBI en 2025: el 0,9% alcanzado en el semestre no basta y anticipa más ajuste en la segunda mitad del año, en un contexto de estancamiento y caída de la recaudación.
Ejecución Presupuestaria – 1er semestre 2025
El “superávit” que exhibe el gobierno es una ficción contable. En la primera mitad del año, el SPN registró un saldo financiero positivo de $3,1 billones (0,4% del PBI) gracias a un ajuste feroz en partidas clave: obra pública (-82,6% vs 2023), subsidios a la energía (-80,2%), programas sociales (-46,3%), salarios públicos (-22,2%) y transferencias a provincias (-41,2%).
El gasto primario creció 3,5% interanual, pero solo por la base de comparación licuada de 2024 y por aumentos selectivos en jubilaciones, AUH y PAMI, sin revertir el deterioro acumulado.
En paralelo, los intereses pagados se redujeron, pero los intereses capitalizados de LECAP, BONCAP y LEFI sumaron $30,1 billones. Si se suman, el supuesto superávit se convierte en un déficit real de $27 billones.
En ingresos, la recaudación se sostuvo por los aportes y contribuciones (+24,9% real) gracias a la ampliación de la base imponible, mientras caían Ganancias (-17,2%), retenciones y el impuesto PAIS. El esquema tributario se volvió aún más regresivo, con mayor peso en impuestos al consumo y al trabajo formal.
El FMI exige un superávit primario de 1,6% del PBI en 2025: el 0,9% alcanzado en el semestre no basta y anticipa más ajuste en la segunda mitad del año, en un contexto de estancamiento y caída de la recaudación.
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