Adjuntamos el Informe sobre Presupuesto 2017, elaborado por Claudio Lozano y por Tomás Raffo. El material pretende revelar la retórica con la que el oficialismo presenta el presupuesto así como las optimistas y profundas contradicciones que exhiben sus proyecciones.
Para Lozano, “el Presupuesto presenta una proyección de crecimiento de la economía argentina acumulando crecientes déficits comerciales y sostenida con un creciente endeudamiento (en solo dos años, más de u$74.000 millones). La Argentina carece de capacidad de pago hoy y también mañana para semejante endeudamiento. Esta es, sin dudas, la cuestión más grave y la mayor fragilidad que exhibe la propuesta oficial. Este nuevo ciclo de endeudamiento, asentado en la pobreza de un tercio de la población argentina, proyecta un futuro de mayor gravedad”.
Y señala los siguientes puntos:
1) El mensaje oficialista pretende justificar el desastre económico del año 2016 en la herencia recibida y, tras cartón, barniza con el éxito las metas del 2017 comparándolas con el desastre que el propio gobierno construyó en el 2016. Así un aumento del 3,5% en el PBI que nos haría recuperar lo perdido en el 2016 y nos pondría, en términos de actividad en niveles similares a los del 2015, es presentado como un logro. De igual modo, luego de llevar la inflación al 40% anual, la propuesta de un 17% es exhibida como la superación de todos los problemas.
2) En su mensaje el gobierno nunca explica porque razón si el modo en que se ha logrado la desaceleración de los precios es colocando la economía en recesión, al recomponer la actividad económica los precios no volverán a subir. ¿Es razonable decir que una economía, pase de la recesión a un aumento de la actividad económica reduciendo a la mitad la tasa de inflación? Más que una propuesta realista, el planteo oficial pareciera apelar a un milagro.
3) El milagro que el gobierno espera supone un comportamiento virtuoso de la inversión. No solo de la pública (que habrá que ver si el gobierno logra el financiamiento y la capacidad de gestión necesaria para impulsar el importante crecimiento que estima) sino también de la inversión privada (cuestión de dudosa concreción).
4) El aumento del consumo es presentado en simultáneo con una pauta de incremento salarial a los estatales (y señal para las paritarias) del 17%. En tanto el aumento empata la evolución esperada de los precios y supone la aceptación por parte de los trabajadores de la pérdida sufrida en el 2016, lo que se esterilizaría en ese caso es la incidencia positiva de los salarios sobre los precios. En tanto estos no crecerían en términos reales tampoco dinamizarían el consumo. Al revés. Si el gobierno no logra imponer esta pauta (por cierto de difícil concreción y fuertemente regresiva) ¿por qué los precios subirán solo el 17%?
5) Tampoco parece tenerse en cuenta como impactará en el conjunto de los precios de la economía el aumento previsto en los precios de la energía. El Ministro Aranguren postuló en la Audiencia Pública un incremento del precio del gas en boca de pozo del 426% en dólares. ¿Estos incrementos en el contexto de una economía en crecimiento no se trasladarán?
6) La presentación presupuestaria de metas para la evolución del tipo de cambio que superan la evolución de los precios internos, en el marco de una economía trasnacionalizada, dolarizada y con libertad en el movimiento de capitales obliga a preguntarse por la tasa de interés interna que ese objetivo exigiría. Y por ende a explicar la dificultad que una tasa de interés positiva en pesos y en dólares plantearía para la reactivación de la economía.
7) En igual sentido, la promoción del endeudamiento público nacional, provincial y de las empresas plantea otra contradicción. Si ingresan muchos dólares esto tenderá a reducir la evolución del tipo de cambio y a consumar un fenómeno de retraso cambiario contradictorio con las metas exhibidas.
8) El Presupuesto presenta una proyección de crecimiento de la economía argentina acumulando crecientes déficits comerciales y sostenida con un creciente endeudamiento. En solo dos años más de u$74.000 millones. La Argentina carece de capacidad de pago hoy y también mañana para semejante endeudamiento. Esta es, sin dudas, la cuestión más grave y la mayor fragilidad que exhibe la propuesta oficial. Este nuevo ciclo de endeudamiento asentado en la pobreza de un tercio de la población argentina, proyecta un futuro de mayor gravedad.