La semana pasada el Gobierno anunció el próximo aumento por movilidad que incrementará las jubilaciones un 23,3% desde Septiembre y llevará el haber mínimo a $87.460. A pesar de este aumento nominal, el poder adquisitivo de las jubilaciones se ubicará en Septiembre un 6,2% por debajo del valor que tenían hace un año y un 15,3% por debajo de Diciembre 2019. Este recorte se acentuará en los meses siguientes, hasta que vuelva a aplicarse la movilidad.
Hacia Noviembre de este año, teniendo en cuenta una proyección de inflación optimista del 7% mensual (más aún si tenemos en cuenta la fuerte devaluación del tipo de cambio oficial que el Gobierno efectuó esta semana), las y los jubilados que cobran la mínima habrán perdido al menos un 26% de su poder de compra respecto al 2019 y un 38% respecto al 2015. Dicho de otro modo, a fines de 2019 el poder de compra del haber mínimo equivalía a casi $113 mil ($26 mil pesos más), mientras que en Diciembre 2015, equivalía a casi $143 mil ($56 mil más).
Frente a este panorama, el Gobierno decidió acompañar el aumento con la transferencia de bonos de $27.000 en Septiembre, Octubre y Noviembre para quienes cobren el haber mínimo. Esta estrategia se utilizó en reiteradas ocasiones para compensar transitoriamente el deterioro de los haberes provocado por la movilidad. Entre Septiembre 2022 y Noviembre 2023 se sucederán quince meses consecutivos con bonos, lo cual refleja el reconocimiento por parte del Gobierno de los límites que tiene la fórmula en contextos de alta inflación.
Si bien el bono otorgado permitirá en Septiembre mejorar cerca de un 5,6% interanual el ingreso real de quienes cobren la mínima, no solo que tal efecto es transitorio sino que si se compara con Diciembre 2021 (mes en el que sí se dio un bono), el poder de compra estará un 13,6% por debajo, y será un 18,3% inferior a Diciembre 2019 (no se compara con 2015 en este caso ya que en ese momento no se otorgaron bonos).