Para Lozano, “las Cuentas Públicas, al finalizar el primer semestre, son elocuentes respecto a dos cuestiones centrales. Por un lado, la política gubernamental, al pretender alcanzar el imposible objetivo del déficit cero en un contexto de caída de la actividad económica, somete a la sociedad a un ajuste salvaje pero además perpetuo.
Así, puede observarse la caída permanente de la recaudación, siendo junio el mes en que ha sido mayor el derrumbe de la misma y obligando a una reducción del gasto del 35% luego de una poda del mismo del 23,7% en abril y del 28.7% en mayo. Frente a la caída de la recaudación, el recorte del gasto siempre queda corto. Pero además el trabajo que aquí presentamos demuestra también que el supuesto superávit del Sector Público que el gobierno declara haber obtenido en los primeros 6 meses (2,6 billones de pesos) es una mentira.
Al comparar este dato con la evolución de las cuentas de la Administración Pública (que representa el 85% del gasto de todo el Sector Público) resulta que la diferencia entre los gastos devengados y los efectivamente pagados, equivale a 3,5 billones de pesos. Es decir, el superávit que acumularon se basa en postergar pagos que a la larga o a la corta deberán pagarse. Si se postergaron gastos por 3,5 billones de pesos y dicen haber acumulado 2,6 billones de superávit, queda claro que pese a la salvajada del ajuste realizado, las cuentas públicas siguen mostrando un déficit de 900.000 millones de pesos.