En el primer trimestre del año, la tasa de desocupación alcanzó el 7,9%, marcando un aumento respecto al mismo período de 2024 y acumulando 243 mil nuevos desocupados en el último bienio. Este deterioro se explica principalmente por la destrucción de empleo formal: entre noviembre de 2023 y marzo de 2025 se perdieron casi 200 mil puestos registrados.
El modelo económico vigente promueve la destrucción de empleo formal y la expansión del trabajo precario. Mientras caen las relaciones asalariadas formales, crece el número de monotributistas —muchos de ellos en condiciones de fraude laboral— y se afianza un esquema de “changas” como forma predominante de inserción laboral. La informalidad, en términos generales, subió 1,2 puntos porcentuales en el último año.
El impacto es particularmente grave entre los jóvenes: la desocupación juvenil alcanza el 19,2% en mujeres y el 15,1% en varones. Además, se incrementa la presión sobre el mercado laboral: más del 24% de la población económicamente activa está desocupada o busca otro empleo, reflejo de que el trabajo ya no garantiza ingresos suficientes.
Por último, la desindustrialización se consolida, con la pérdida del peso relativo del empleo en la industria frente a un avance de sectores de servicios de baja productividad y menor estabilidad.
Más desocupación, menos empleo y mayor informalidad. Resultados del mercado de trabajo – 1er trimestre 2025
En el primer trimestre del año, la tasa de desocupación alcanzó el 7,9%, marcando un aumento respecto al mismo período de 2024 y acumulando 243 mil nuevos desocupados en el último bienio. Este deterioro se explica principalmente por la destrucción de empleo formal: entre noviembre de 2023 y marzo de 2025 se perdieron casi 200 mil puestos registrados.
El modelo económico vigente promueve la destrucción de empleo formal y la expansión del trabajo precario. Mientras caen las relaciones asalariadas formales, crece el número de monotributistas —muchos de ellos en condiciones de fraude laboral— y se afianza un esquema de “changas” como forma predominante de inserción laboral. La informalidad, en términos generales, subió 1,2 puntos porcentuales en el último año.
El impacto es particularmente grave entre los jóvenes: la desocupación juvenil alcanza el 19,2% en mujeres y el 15,1% en varones. Además, se incrementa la presión sobre el mercado laboral: más del 24% de la población económicamente activa está desocupada o busca otro empleo, reflejo de que el trabajo ya no garantiza ingresos suficientes.
Por último, la desindustrialización se consolida, con la pérdida del peso relativo del empleo en la industria frente a un avance de sectores de servicios de baja productividad y menor estabilidad.
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