Presentamos informe elaborado por Ana Rameri, donde se presentan elementos para mostrar que la tasa de desocupación de dos dígitos (10,1%) que exhibiera el primer trimestre del 2019, manifiesta sus picos más relevantes en los aglomerados de Ushuaia-Río Grande (13,0%); en los partidos del Gran Buenos Aires (12,3%); en Rawson-Trelew (12,3%) y en el Gran Rosario (11,7%). No obstante, al considerar la evolución interanual de la tasa de desocupación, se observa que la región en la que más creció fue en Cuyo (+ 52,5%), seguida por la región del Noroeste (+39,7%).
En lo relativo a la tasa de empleo, la mayor proporción de población ocupada la exhibe la Ciudad de Buenos Aires (51,6%), en tanto Formosa presenta la menor tasa del País (33,6%). Al observar la evolución interanual sigue siendo el Gran Buenos Aires quien exhibe un ligero aumento de la tasa de empleo. En tanto el promedio de los 31 aglomerados urbanos (-0,2%) cae por el impacto que en términos del deterioro del empleo se observa en el Noreste, en la Región Pampeana y en la Patagonia.
La desocupación encubierta que en promedio se ubicó en el 17,5% manifiesta su pico más importante en Salta (25,2%) y exhibe su menor expresión en el Gran Resistencia (2,1%). Si consideramos la evolución interanual el mayor crecimiento de la desocupación encubierta se observa en la Región de la Patagonia (+46,0%) y en Cuyo (+29,9%).
El presente informe muestra también que al observar la situación laboral desde la perspectiva de género se observa con claridad la menor posibilidad que tienen las mujeres a la hora de enfrentarse con el mundo laboral, de disponer de mayor cantidad de horas de participar en el mismo habida cuenta de la necesidad de conciliar la jornada de trabajo productivo con el tiempo dedicado al trabajo reproductivo. Esto explica por qué la tasa de empleo para los hombres es del 63,4%, mientras para las mujeres es del 43,5%.Respecto a la desocupación la brecha entre ambos es menos relevante: mientras el 9,2% de los varones están desocupados, el 11,2% de las mujeres activas están en situación de desempleo.
Al incorporar el corte por edad se agrega una nueva condición de vulnerabilidad laboral: ser joven. Para este grupo las chances de tener empleo son menores y la amenaza de la desocupación es mayor durante los primeros tres meses del 2019 la desocupación entre los varones jóvenes fue del 18,5% mientras que en las mujeres trepó al 23,1%. Es decir, una de cada cuatro mujeres jóvenes es desocupada.