Presentamos dos informes que cuentan con indicadores sociolaborales de relevancia que surgen del procesamiento de la base de datos de la EPH. En el primer documento se presenta una radiografía completa sobre las condiciones de trabajo, ingresos y otros aspectos socioeconómicos de la población. En el segundo, denominado Apéndice, se realiza una selección de indicadores para evaluar su evolución.
Algunas de la principales conclusiones indican que:
• En un contexto de crisis del mercado laboral y de pérdida de puestos de trabajo se verifica la caída de la proporción de personas que pueden vivir de su trabajo. La mayor incidencia de este fenómeno se da entre la población pobre (que pasó del 93,1% al 90,5%) e indigente (del 90,9% al 89,5%) poniendo de manifiesto el grave efecto que esta situación tuvo en sus condiciones de vida.
• Contrariamente a lo que se esperaría, el alcance de la asistencia pública cae en el marco del deterioro social. El porcentaje de personas pobres que percibían algún tipo de subsidio cayó del 41% al 35,2% (-5,8 p.p.) y en el caso de la población indigente el desamparo aumentó en 12,4 p.p.
• En el marco de menores oportunidades de empleo y recorte del gasto social, el desahorro y el endeudamiento han sido las estrategias más utilizadas por la población: a) El porcentaje de personas que debieron recurrir a sus ahorro pasó de 36,2% a finales del 2023 al 41,4% en el segundo trimestre del 2024, un aumento de 5,2 p.p. b) El endeudamiento que afectó a toda la población general, impactó especialmente en las personas que batallan por su subsistencia. La porción de población pobre que usa la tarjeta de crédito aumentó en 3,1 p.p. mientras en el caso de la pobreza extrema ese aumento fue de 8,5 p.p. También el endeudamiento con amigos/as y familiares fue relevante para este segmento de la población (+8,8 p.p.)
• Al segundo trimestre 2024 el 41% de los/as ocupados/as son pobres y el 10,3% indigente. La velocidad del aumento de la pobreza extrema, sin embargo, fue superior entre los/as asalariados/as formales ya que se duplicó en términos interanuales.
• Se observan crecientes niveles de informalidad y autoempleo de subsistencia. Casi una cuarta parte de las/os trabajadores son cuentapropistas, de los cuales el 77% corresponde a ocupaciones de baja calificación (versus el 72,2% del promedio), ya sea operativa o no calificada. Por su parte, dentro del 73,8% de la población asalariada, el 36,4% son informales, indicador que asciende al 63,2% para la población juvenil.
• La pobreza en los/as jóvenes es tan grave como la infantil: más de 6 de cada 10 viven en hogares pobres.