En el informe de coyuntura que se adjunta, el equipo de discusión integrado por Claudio Lozano,Tomás Raffo, Horacio Fernández, Jaime Farji, Ariel Pennisi y Bruno Costas, reflexiona sobre el debate acerca de los números de la pobreza y sobre la conformación del Frente Amplio UNEN (FAUNEN).
a) Sobre el ocultamiento de pobres
El Gobierno Nacional decidió no publicar las tasas de pobreza e indigencia que correspondía difundir según el cronograma del propio INDEC. Justificó dicha medida por “problemas de empalme” al remplazarse el viejo IPC por el IPC Nacional a partir de enero del 2014. Por otra parte al conocerse estimaciones alternativas de las tasas de pobreza e indigencia, como la realizada por nuestro Instituto , que ubica en el 36,5% a las personas en situación de pobreza y en el 12,1% las personas en situación de indigencia, los funcionarios públicos, y en primer lugar el Ministro de Economía y el Jefe de Gabinete, cuestionaron dichas cifras porque no se corresponde con “la creación de 6 millones de puestos de trabajo y con la duplicación del PBI” y resulta absurdo afirmar que “la pobreza no bajó en estos 10 años”.
Sin embargo, lo que resulta verdaderamente absurdo y que el Gobierno lo ignora porque lo involucra específicamente es el hecho de desacreditar los relevamientos de pobreza e indigencia de centros de estudios privados y no poder presentar al mismo tiempo una estimación basada en información pública dado el dislate producido por el propio gobierno en el INDEC. No obstante conviene repasar brevemente los argumentos oficiales:
En primer lugar corresponde señalar la mentira deliberada en que incurre el Gobierno Nacional. En efecto al asegurar que no se presentan las estadísticas por un problema de “empalme” no hacen sino continuar falseando la verdad que vienen realizando desde que se intervino el INDEC en el 2007. Se trata de una burda mentira puesto que el período para el que no se presenta la información sobre pobreza e indigencia corresponde al 2do semestre del 2013, es decir, previo a la implementación del nuevo IPC que comenzó a publicarse en enero del 2014. Por ende, en rigor no hay que empalmar ninguna estimación de pobreza del período 2013, porque el nuevo IPC empieza en el 2014. Por si fuera poco, y es revelador del carácter de excusa del argumento oficial, es que la falta de empalme no fue obstáculo para que el propio Gobierno presentara el nuevo IPC a partir del 2014 sin empalmarlo con la serie anterior. Del mismo modo, cuando se presentó la nueva base de cálculo del PBI cambiando la base de precios (de 1993 a 2003) tampoco se empalmó los nuevos datos con la serie anterior y sin embargo se publicó igual.
Dice además el Gobierno, que “se crearon 6 millones de puestos de trabajo y que se duplicó el PBI”. Sin embargo, nuevamente el Gobierno manipula los datos y la interpretación de empleo y producto. En efecto, del 2003 hasta el 2013 y utilizando exclusivamente los datos de la EPH del INDEC, hay 4.680.783 nuevos trabajadores. Se trata de un número significativamente menor a los 6 millones que dice el Gobierno. La diferencia radica en que, o bien un mismo trabajador puede tener más de un empleo, pero ello lejos está de ser un dato positivo, puesto que significa que con un solo empleo no alcanza a satisfacer las necesidades de ingresos de los hogares; o peor, el gobierno toma como puestos de trabajo “el alta temprana” que se declara en el SIPA y que en la práctica constituye un mecanismo de rotación de mano de obra por parte de una misma empresa para eludir las mayores costos vinculados con la antigüedad laboral. Como sea, lo que verdaderamente se puede afirmar con la EPH es que del total de los nuevos ocupados creados a partir del 2003, prácticamente el 70% se produjo en los primeros 4 años de la actual gestión (del 2003 al 2006). EN los siguientes 7 años (del 2007 al 2013) se crearon el 30% restante de los nuevos ocupados. Por ende, en el doble de tiempo se creó menos de la mitad del empleo que se creó en la primera etapa. O dicho en términos más sencillos: durante la primera gestión de Nestor Kirchner se crearon más del doble de lo que se creó en las dos gestiones de Cristina Kirchner.
Por otra parte, el Gobierno al buscar deslegitimar las estimaciones alternativas al INDEC, pretende hacer creer que estas estimaciones “afirman el absurdo de que la pobreza subió en los últimos 10 años”. Sin embargo, nadie afirma tal cosa. En efecto, lo que se ha señalado es la magnitud de las tasas de pobreza y que las mismas han crecido en el último año. Pero no hay dudas de que en el período 2003 – 20013 la pobreza bajó. Bajó principalmente en el período 2003 – 2006 (como lo revelan las propias estadísticas del INDEC antes de la intervención), para luego estabilizarse en el período 2007 – 2013 en torno del 30% en un contexto de aumento de la indigencia. El problema es que la intervención del INDEC manipuló las magnitudes y la evolución de las tasas de pobreza e indigencia. El Gobierno, intervención mediante en el INDEC, pretende sostener que de los 26,9% de pobres del 2006, se habría eliminado casi el 82%, al ubicar la pobreza actual en el 4,7%. Y en términos de indigencia, nos dice que de los 8,6% se habría eliminado el 84% de los indigentes ya que la tasa es del 1,7%. Es decir, que para el Gobierno, en los años de gestión del 2007 – 2013, se habría reducido casi la totalidad de pobres e indigentes del país. Nuestras estimaciones, cuya metodología se puede consultar en el material ya citado, así como de la gran mayoría de estudios privados señalan, porcentaje más o menos, que la pobreza está en torno del 30% y que en el 2013 se verifica un aumento de esa problemática.
Se trata de una tendencia similar a la que se observa en materia de distribución del ingreso, en donde, luego de la caída de la misma en el 2002, se opera una recuperación que llega hasta el 2007, para luego estancarse en esos niveles hasta el 2011, y empezar un proceso de deterioro de la misma en el período 2012 – 2013. (Ver Notas de Coyuntura Nº 2 “Profundizar o Parar el Ajuste: De que lado estás?”. Publicado 9 de abril del 2014. Disponible en www.ipypp.org.ar). Y eso, como la afirma el Gobierno, “a pesar de que se duplicó el PBI”. Sucede que puede aumentar la producción de riqueza y al mismo tiempo deteriorarse los patrones de distribución, aumentando la desigualdad en el reparto, lo que se traduce en mayores niveles de concentración económica y apropiación del excedente por un lado y de mayor pobreza por el otro. Concretamente eso es lo que ha ocurrido en el período 2007 – 2013; donde el proceso inflacionario (negado por el Gobierno) actúo como mecanismo de apropiación espuria del excedente en el marco de un debilitamiento general de la economía (en materia de creación de empleo, de inversión reproductiva, etc). Sucede que ello es aprehensible si hay una vocación de comprender la realidad como paso previo a su modificación, no si la vocación es la de la mera manipulación de datos e interpretaciones.
b) Sobre el FAUNEN y el sistema político
A casi un año y medio de la contienda electoral del 2015 se hizó la presentación en sociedad a toda orquesta de la alianza Frenta Amplio – UNEN (FAUNEN), en el que convivirán experiencias de las más heterogéneas y contradictorias entre sí: desde la apelación de Pino Solanas a la “emancipación y las grandes causas nacionales” (si bien un poco edulcoradas en sus últimos discursos), pasando por “la defensa de la república y la lucha contra la corrupción” de Carrió, entremezclado por “la buena gestión” de Binner y los “conocimientos técnicos para ser confiables” de Lousteau y Prat Gay, todo ellos cobijados bajo el ala protectora y “democrática” del Radicalismo y con “la profesión de fe socialdemócrata” del GEN. Así el FAUNEN se erige como el nuevo nombre del PanRadicalismo, en donde el “objetivo de ganar al Kirchnerismo desde un espacio No-PJ” le da sentido a lo que en términos programáticos cuesta ubicar. Se trata de una lógica similar a la que lleva adelante Capriles en Venezuela, o más acá y cercano a nuestra historia, la del Acuerdo Cívico Anti-K del 2009; y principalmente de la Alianza de fines de los noventa, aunque sus participantes se nieguen a aceptarlo, desconociendo con ello el descubrimiento psicoanalítico por excelencia, aquel que habla del valor de verdad que encubre toda negación.
La que con mayor claridad y coherencia expresa la lógica que anima al FAUNEN es Carrió (verdadera artífice del espacio, promoviendo el acuerdo primero con Pino y posteriormente con el FAP y la UCR), quien concibe al gobierno actual “como una dictadura que atenta contra la República y frente a la cual es necesario agrupar a todos los que se oponen con independencia de ideologías, propuestas y programas de gobierno”. Esa es la razón por lo que es en su figura donde descansan los intentos de agregar al FAUNEN a nada menos que a un representante directo del establishment como es el caso del PRO de Macri. Incorporación absolutamente coherente con el planteo de “hacer frente a una dictadura” con el único inconveniente, pequeño y significativo, de que el Kirchnerismo NO ES una dictadura, y afirmar lo contrario, equivale por un lado, a suavizar, maquillar, lavar lo que realmente fue la Dictadura en una burda tergiversación de la historia, y por otro lado, Carrió no más que colaborar con el Gobierno fidelizando a quienes pueden tener alguna crítica con el Gobierno pero presienten que lo que se le opone es aún peor.
Sin embargo, el problema también lo tienen los socios de Carrio, que parecen no percatarse del criterio con el que se maneja la verdadera promotora del espacio o bien, callan frente al mismo, porque “nada malo puede provenir de exagerar, hasta el absurdo la crítica al Gobierno”. Sin embargo, al aceptar esta premisa les es muy dificultoso, por ejemplo para Pino, argumentar diferencias ideológicas con Macri mientras se aceptan las de Prat Gay (cuya primera tarea política en la Argentina fue asesorar a Macri). Tanto es así, que incluso ya algunos otroras reacios a cualquier acuerdo con Macri, empiezan a consentir, de mala gana, una acuerdo en una eventual segunda vuelta en las elecciones (caso Binner, Cobos, etc).
En los últimos tiempos la visión anti-K que le diera origen al UNEN ha ido reformulándose hacia una formulación de un espacio No-PJ en la conformación del FAUNEN. No está claro que esta idea de dar vida a un espacio NO-PJ sea una fortaleza o una debilidad. Cualquier observador mínimamente informado que intente descubrir el mínimo común denominador de FAUNEN, difícilmente podrá encontrar otro que el hecho de ser un bloque no peronista con chances de gobernar. No altera esta conclusión la presencia de Pino Solanas: se trata del “amigo peronista” de la coalición, pero eso no alcanza para disimular la principal cualidad del bloque. Otra visión, menos centrada en el “no-peronismo” define a esta alianza como “el pan-radicalismo con algunos socios históricos”. A favor de esta visión, es notorio que el GEN y la Coalición Cívica proceden del mismo tronco, que no es otro que la UCR. También es sabido que el socialismo vernáculo ha estado siempre más cerca del radicalismo que del peronismo, y sobre todo lejos de la izquierda. Pero no pasa lo mismo con el “juecismo”, Libres del Sur y los restos de Proyecto Sur. En esas corrientes hay más pasado común con sectores del peronismo o de la izquierda que con el radicalismo y, desde este punto de vista, su participación en esta coalición desconcierta más a propios que a ajenos. En cualquier caso, puede afirmarse que, salvo los “radicales K”, no quedan importantes sectores del radicalismo o de sus desprendimientos que no estén dentro de esta coalición. Seguramente le aportarán la mayor parte del aparato y, a cambio, colocarán candidatos que en soledad no tendrían chance alguna. Así, está claro quién sacará mayor provecho en segundas y terceras líneas tanto en caso de llegar al gobierno como en representaciones legislativas.
Si en lugar de analizar las historias de los dirigentes y corrientes de esta coalición nos referimos a su discurso político actual, es más fácil entender las coincidencias. Un republicanismo de manual, en contraposición al “populismo” que atribuyen al gobierno y al peronismo en general, y que adoptaron como identidad política rival de estos tiempos, lo que les permite diferenciarse de los procesos populares del resto de América Latina como el de Bolivia, Venezuela o Ecuador. Una visión coyunturalista de los problemas de la economía, que soslaya las razones estructurales de las dificultades con las que se encontró el gobierno luego de años de crecimiento económico sin cambio de la matriz productiva. Una visión eficientista y focalizada de la lucha contra las desigualdades sociales, la asimilación del “clientelismo” a toda forma de participación social en la gestión de políticas. Su mensaje a la sociedad es que, con la actual estructura económica y social, pero con respeto a las instituciones, sin corrupción, y sobre todo, sin la arbitrariedad de los funcionarios políticos, los problemas que hoy padecen los argentinos no habrían surgido. Se desprende de este diagnóstico que, con más respeto a las instituciones, menos corrupción y menos arbitrariedad, los problemas se irán solucionando y nuestro país volverá a “integrarse” al mundo del que “se aisló luego de años de populismo en el poder”. Argumento simple y pobre si los hay. Pero que para quienes lo esgrimen en sus múltiples formas, es lo que la sociedad pide y desea.
Detrás de la idea de “derrotar al Kirchnerismo desde un espacio No-PJ” que anima al FAUNEN se esconde un miedo inconfesable por parte de los mismos: la de una eventual continuidad del PJ en el 2015, ya sea de la mano de la continuidad Kirchnerista (con Scioli como principal candidato) o bien al compás de un PJ no Kirchnerista (con Massa como expresión principal). Vale la pena detenerse sucintamente en esta otra “herencia” que nos dejan 12 años de construcción política Kirchnerista. Está claro que sólo para un “sueco” (lector de Pagina12) se puede llegar a asociar a Scioli con el ideario del “cambio y transformación” sobre el que se asienta el discurso gubernamental. Pero el problema no es solamente la referencia de alguien que supo ser Menemista, Duhaldista y Kirchnerista y que como tal hace de la “adaptabilidad” su principal atributo, sino principalmente el problema radica en la práctica concreta de construcción del PJ Kirchnerista que deja como principal legado la expulsión de las organizaciones de trabajadores, la fractura del campo popular y el fortalecimiento electoral de los representantes de la gobernabilidad del capital. De este modo, resulta todo un esfuerzo intelectual caracterizar a la construcción política que encarna el Kirchnerismo como un aporte a condiciones de mayor emancipación y justicia, cuando la historia indica que ese camino sólo es posible, de la mano del fortalecimiento de las organizaciones de trabajadores y de las organizaciones populares (como fue el caso del Primer Peronismo).
Por el lado de Massa, resulta verdaderamente asombroso que se presente como “lo nuevo” de la política, a quien hace no más de un año acompañó todas las políticas de la actual gestión, a punto tal de participar como candidato testimonial en el 2009 y haber sido nada menos que Jefe de Gabinete. Ciertamente lo expuesto es un “prontuario” reconocido del actual líder de la Oposición PJ No-K. Lo que verdaderamente tiene un carácter de sintomático es que quien aparece como principal opción de renovación del PJ sea un cuadro formado en las filas de la UCEDE, expresión de lo más rancio de los intereses conservadores de la Argentina. Desde este punto de vista, para el desarrollo histórico de las experiencias conservadoras, que siempre supieron poner hombres propios en los movimientos populares del país, es un verdadero éxito (casi impensado) que quién aparezca como principal candidato a conducir el PJ sea un cuadro formado en sus filas.
Así las cosas, el sistema político nos ofrece una discusión de cara al 2015 que pone en el centro del debate la “interna del PJ” y como un espacio menor, en capacidad de crecer sólo si el PJ se fractura, al FAUNEN como “espacio No PJ” articulado en torno de la estructura de la UCR. Desde esta perspectiva no son casuales los rumores e intentos de conformar acuerdos entre los principales referentes del PJ (Massa y Scioli) principalmente por parte de los caudillos del PJ (Kirchneristas y no Kirchneristas) temerosos de perder, ante la eventual fractura, parte de su poder territorial. Por el lado del FAUNEN, la perspectiva espejada de esta lógica es abrir la puerta a cualquiera en capacidad de aportar votos tirando por la borda cualquier intento de avanzar en la construcción de un espacio con propuestas estratégicas en común. De este modo, en estos dos grandes espacios (PJ y FAUNEN) el sistema político dominante produce un eficaz dispositivo: la de no discutir el Ajuste y por tanto, aunque de manera silenciosa y sin poder explicitarlo, garantizar su implementación. Más aún, donde el sistema político adquiere su status de sistema que como tal garantiza su reproducción, es que no sólo organiza el debate entre polos opuestos que comparten el Ajuste, sino que incorpora de una manera subordinada y marginal, en ambos espacios, voces, organizaciones y experiencias que portan, siquiera mínimamente, alguna idea de “cambio y transformación”. Así por más que el PJ Kirchnerista gestione hoy el Ajuste y tenga como principal candidato a Scioli, puede mostrar la adhesión de organizaciones sociales como Unidos y Organizados, por poner solo un ejemplo, que tributan, al menos discursivamente, en los idearios de “justicia social y transformación”. Por su parte el FAUNEN; que además de procesar el ajuste en las distritos donde gobierna sin alumbrar perpectivas distintas, cuenta con candidatos Pro-Mercado como Prat Gay y Lousteau, puede presentar a Pino Solanas y Libres del Sur como voces adscriptas a alguna idea de “cambio y transformación”. Y ni hablar de Massa, que a pesar de sus políticas en su distrito, puede mostrar, agrupado entre varios, algún referente sindical y progresista (caso Daer, Facundo Moyano, Adrián Perez proveniente del ARI, etc). La perfección del sistema político para con el AJUSTE es que ubica en los principales espacios de confrontación conducciones que promueven el AJUSTE que han integrado de manera absolutamente subordinada y marginal a las referencias que tributan en la nociones del “cambio”.
Para aquellos que promoviendo el “Cambio y la Transformación” el sistema político no puede subordinar en estos dos grandes espacios, les queda el lugar de la marginalidad y la ilegalidad. Quienes escribimos estas líneas reconocemos en vastos sectores que se han incorporado al FAUNEN, que se sumaron a la experiencia del kirchnerismo, o que forman parte del FIT, una historia de compromiso y de lucha y una vocación de cambio. Compromiso y vocación que en numerosas ocasiones nos han encontrado juntos, y que en otros momentos, como el actual, nos encuentran en distintas veredas. Nadie es dueño de la historia ni de la vocación de cambio, y ni esa historia ni esa vocación se pierden “de una vez y para siempre”, por el posicionamiento político circunstancial de los dirigentes y de las organizaciones. Sin embargo, queremos poner el acento en la forma en que el sistema político argentino se está configurando, a la vuelta de un ciclo cuyo inicio puede situarse en la crisis del 2001 y cuyo cierre seguramente podrá establecerse cuando Cristina Fernández entregue el gobierno al próximo presidente, Lo que se observa es un sistema político que ha cerrado el horizonte de transformaciones como propuesta para nuestra sociedad. Sin horizonte de transformaciones, las opciones posibles son:
a) Una administración del ajuste más o menos oportunista (acuerdos con el FMI, con el Club de París, con los Holdouts, con Chevrón, con Repsol, aumentos de salarios y de jubilaciones por debajo de la inflación, represión selectiva y control social con políticas clientelares tratando de preservar el valor de las transferencias a las familias, pero sin grandes metas de creación de empleo). Es lo que nos ofrece esta última etapa del actual gobierno y su posible continuidad con un presidente surgido del PJ.
b) Una administración del ajuste con una conducción política más atomizada, diversidad de miradas en el propio bloque gobernante, sin liderazgos disciplinadores, con más espacio para la influencia de intereses económicos que, por tener ellos mismos entre sí, diferentes objetivos de largo, mediano y corto plazo, terminan debilitando el esquema de poder y provocando fuertes tendencias a la ingobernabilidad, que generalmente afloran cuando el descontento social se manifiesta públicamente. Es lo que nos ofrece el FAUNEN.
Las organizaciones y corrientes de cambio que, con optimismo o resignación, se incorporan a estas variantes del sistema, con el objetivo de aprovechar la potencialidad de cada bloque para “pelear desde adentro” e introducir ideas o proyectos acordes con su propia visión, legitiman al bloque en su conjunto, y a la gestión de todo ese bloque, pero las limitaciones que encuentran en su interior obturan toda posibilidad de cambio real desde el poder político constituido.
Por ende, el sistema político que tenemos es incapaz de pactar explícitamente su respaldo al Ajuste, al tiempo que tampoco promueve un Acuerdo Político – Social transformador. Mientras el Partido del Ajuste y la Gobernabilidad tiene adeptos adentro y afuera del Gobierno, las consideraciones elementales de la lógica electoral impiden un pacto explícito en favor del ajuste. A la vez, este sistema político le otorga a las visiones de Cambio y Transformación un lugar de subordinación al interior de los principales agregados electorales, o de marginalidad e invisibilidad social y política. La observación del sistema político resultante de las elecciones del 2013 ofrece un panorama sobre la Argentina como si la estuviéramos mirando por un espejo retrovisor. Esta suerte de reconstrucción, bajo nuevas formas, del viejo bipartidismo genera inestabilidad y tiene destino de fracaso.
Ser capaces de romper la lógica de un sistema que transforma en inviable el cambio y la transformación, convocando a optar por un PJ oportuno, adaptable a cualquier coyuntura y sin horizonte estratégico, o por un PAN Radicalismo amenazado por la ingobernabilidad, es el desafío de la etapa.