Raffo: “El de Cristina es un fifty-fifty mentiroso”

Por primera vez en más de una década, la pobreza comenzó a subir, el salario pierde poder adquisitivo frente a la devaluación y emerge, en el final del gobierno de Cristina Fernández, la figura de los “trabajadores pobres” como resultado paradójico de la era kirchnerista. La mirada de Tomás Raffo no sólo contradice los números que garabatea el INDEC sino que además discute con los datos de la CTA de Hugo Yasky que habla de 7,5 millones de pobres.

Economista y miembro del IPyPP del sector de la Central de Trabajadores Argentinos que se quedó con Pablo Micheli y crítico del gobierno nacional, Raffo sostiene que la pobreza afectaba ya a 15 millones de personas en todo el país, con las mediciones previas a la devaluación de enero y a sus efectos. Además, afirma que hoy hay más trabajadores precarios que asalariados dentro de la formalidad y alerta sobre los problemas estructurales que el kirchnerismo no resolvió.

¿Cuál es el dato más preocupante de la coyuntura actual?
Primero, constatar que la realidad social de la Argentina no es la que plantean los datos oficiales: la pobreza en torno al 4 por ciento y la indigencia que estaría en el 1 por ciento. Si uno trabaja con los propios datos oficiales pero utiliza otro tipo de indicador con respecto a los precios que están manipulados, el resultado habla de una Argentina mucho más frágil en términos de situación de ingresos.

¿Cómo llegan a estimar que la pobreza es hoy del 36,5 %?
Lo hacemos con una canasta de pobreza que está en torno a 5500 a 6500 pesos para una familia tipo, dependiendo de si el hogar es o no propietario. La pobreza es muy elevada: abarca a 15 millones de personas y esto es previo a la devaluación de enero, a mitad de 2013. Los indigentes son el 12,1 por ciento, alrededor de 5 millones que están incluidos en esa tasa de pobreza. Entre 2007 y 2013, la tasa fue cayendo pero cada vez a un ritmo menor. Y el dato novedoso y más preocupante es que a partir de 2013 ya no cae más y empieza un leve aumento de la pobreza.

¿Cómo es la curva de la pobreza en la última década?
En cada período de crisis, en el 89, en el 95 y en el 2001 con mucha más intensidad, lo que se generaron fueron saltos a niveles de pobreza e indigencia que antes no se conocían y que después no se recuperan. Los picos producen una situación de mucha fragilidad social, la recomposición es muy valorada siempre -en los 90 y ahora- pero luego la normalización que se logra no vuelve a los niveles anteriores. La pobreza baja casi a la mitad pero menos de lo que subió y vas produciendo una suerte de pobreza estructural permanente.

¿Hay una trampa o simplificación en esta comparación entre menemismo y kirchnerismo a nivel de pobreza? ¿O hay realmente una coincidencia fuerte?
Son cosas totalmente distintas. No hay coincidencia en cuanto a cómo se produce la pobreza. Acá hay a partir de 2002 un proceso de recomposición de la situación social, cada vez más lenta a partir de la emergencia de la inflación, en 2007. En 2013, empieza a subir. Si medis la situación actual y lo trasladas punta a punta con algún año de la convertibilidad, por ahí hoy la pobreza te da por arriba, depende de qué año comparas. En 1995, seguro te va a dar tasas más bajas. En el menemismo vos tenés un deterioro constante y sistemático a poco de andar y acá tenés una mejora. Si no tenés en cuenta eso, no vas a entender por qué este gobierno en el final de ciclo todavía tiene una convalidación social muy fuerte, a diferencia del menemismo.
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“La pobreza en el menemismo y en este ciclo son muy distintas. En el menemismo tenés un deterioro constante y sistemático a poco de andar y acá tenés una mejora. Si no tenés en cuenta eso, no vas a entender por qué este gobierno en el final de ciclo todavía tiene una convalidación social muy fuerte, a diferencia del menemismo”.

Puede deberse a que esa mejora se termina en 2013, hace muy poco.
Si, de mediados de 2002 y 2006 la mejora es muy sustantiva con la creación de empleo y la baja inflación, de 2007 en adelante hay una mejora de mucha menor intensidad por la inflación y pese a que de ahí en adelante el gobierno hizo mucha más política de transferencia de ingreso de lo que había hecho antes.

Estamos en la peor etapa del modelo…
Evidentemente. Precios mucho más elevados, el crecimiento del empleo no sólo es menor sino que aparecen las suspensiones y además la recesión. Al mismo tiempo, la señal de la devaluación es muy mala porque ampliaste beneficios para un conjunto de sectores con el tipo de cambio.

Los problemas estructurales

¿Cómo se inscribe en este proceso el aumento del 40 % en la Asignación Universal por Hijo?
Es una estrategia compensatoria. Todos los años la AUH tuvo un aumento y todos los años hizo frente a un deterioro previo, una caída del poder adquisitivo en torno al 20 %. Pero los aumentos siempre han sido mayores, como mínimo del 27 %. Este aumento es el más importante y en 2013 y 2014 es la primera vez que supera en términos comparativos aquellos 180 pesos que hoy serían 210 de aquella época. El gobierno presiente y sabe que hay una situación social compleja que a su manera trata de resolver. Pero no logra o no quiere empezar a resolver los problemas estructurales de la Argentina.

Las mediciones todavía no están registrando el impacto de la devaluación de enero.
Claro. Lo que la historia mostró en el 2002 es que si no hubiera habido el plan Jefes y Jefas esto no se ordenaba. Entonces el par devaluación-contención es algo que ya está inscripto en la memoria de la política oficial.

“La historia demostró que en el 20012, sin el plan Jefes y Jefas esto no se ordenaba. A eso apunta el aumento de la Asignación Universal. El par devaluación-contención está inscripto en la memoria de la política oficial”.

¿Cómo se sale de este esquema? 538a48ac7cb62
No hay otra forma de salir que no sea alterar los predominios sociales y la apropiación de riqueza concentrada. Sería mucho más problemático que lo que supone la discusión actual de elevar tasas de interés, ordenar devaluación, permitir ciertas ganancias acotadas a actores que querían más y al mismo tiempo tratar de compensar hacia abajo.
Si vos tomás como referencia esa canasta de pobreza de 5500 pesos, Argentina produce para 60 millones de canastas de pobreza por año. Cada canasta alimenta 4 personas: 240 millones de personas podrían no ser pobres con la producción de riqueza que tenemos. Con lo cuál si tenemos 15 millones y medio de personas en hogares pobres, distribuyendo solamente el 6,5 por ciento de esa riqueza, del PBI, no habría pobreza. Para eso tenés que ir a atacar a los que hoy acumulan beneficios con la devaluación y con la historia pasada.

El problema de las mediciones

Las mediciones sobre la pobreza se multiplicaron. La UCA, la de CTA de Yasky, la CGT de Moyano y la Junta Interna de ATE tienen las suyas. ¿En qué coinciden?
Se puede coincidir o no en la medida en que conoces la metodología. En lo de CIFRA (CTA Yasky) no coincidimos porque ellos mantienen la canasta del año 88, aunque le actualizan los precios. Nosotros usamos una canasta distinta. Tengo una alta estima por el director de CIFRA, Eduardo Basualdo, pero es el intento prolijo de hacer una estimación manteniendo los criterios del INDEC oficial. Tiende a mostrar que la pobreza es de una magnitud menor a la que se intenta presentar desde otros centros y que no hay esa tendencia de aumento de la pobreza sino que hay una caída sostenida y sistemática de la pobreza.

Ustedes hablan de una inflación de alimentos de 597 % en 6 años y la mitad de inflación general. ¿La destrucción del INDEC deriva en una cuestión de creencia y no hay bases ciertas?
Hay un gran déficit de la credibilidad de las estadísticas producto de la destrucción del INDEC. Es cierto lo que dice el gobierno: ningún otro centro tiene la capacidad de relevar. Pero cuando no estaba intervenido, también podía ser cuestionable lo que decía el INDEC, no porque estuviera manipulado sino porque había una pregunta que sigue vigente: qué capacidad tienen las estadísticas de captar efectivamente lo que sucede. Si a eso, le agregas la manipulación, ya es imposible tomarlo como referencia. No hay nada objetivo ciento por ciento. Nosotros decimos que es un problema importante y tiende a crecer, se buscará alguna forma de resolverlo. Si vos decís que (la pobreza) no es tan elevada y encima sigue cayendo, bueno uno puede decir “que siga todo como está”.

¿Qué debería hacer Kicillof si realmente quisiera recuperar la credibilidad del INDEC?. Tiene un nuevo índice de inflación que ya es cuestionado pero que forma parte de una etapa distinta que va a dar alrededor de un 30 % de inflación anual.
Lo primero sería resolver el conflicto interno con los trabajadores, que son el cuerpo técnico de relevamiento. Previo a la intervención, Argentina estaba en los mejores estándares de excelencia en términos de producción de estadísticas. Cuando los trabajadores del propio organismo salen a decir que lo que vos haces no responde a criterios estadísticos, es muy difícil recuperar credibilidad. Podés tener un INDEC que dé mayor inflación y empiece a sincerar un poco más los precios pero el cuestionamiento sigue porque el resto de los indicadores sigue como antes y no se presenta la tasa de pobreza e indigencia.

Los trabajadores pobres

¿Qué pasa con el empleo en este período? El gobierno sigue festejando la imagen estática de que se crearon 5 millones de puestos de trabajo.
Te diría que es similar a la curva de la pobreza. Pobreza, empleo, ingresos y distribución tienen una tendencia similar. Habiendo llegado a picos muy elevados de desocupación en 2002, 22 o 24 %, baja muy fuerte en los primeros cuatro años, cuando se crean 3 millones de puestos de trabajo. Los otros dos millones se crean en los ocho años restantes. Eso recompuso niveles de vida y consenso social. Desde 2007, hay un crecimiento del empleo cada vez menor y ahora hay una suerte de amesetamiento con suspensiones y con destrucción de empleo. Hace rato no hay un mercado de trabajo que pueda traccionar la demanda de mano de obra. Hay un crecimiento vegetativo que acompaña y ahora se ve el efecto desaliento. El mensaje del gobierno es que hasta acá se llegó. El límite actual invita a pensar qué es lo que traba para que siga creciendo el empleo. Pero la mirada que prima es que hay que seguir sosteniendo tal cual estaba, darle un poquito más de ayuda a los empresarios, devaluar para que se regenere el ciclo de crecimiento. La otra mirada sería darse cuenta de que el empleo creció fuerte sólo hasta 2007 y hace falta cambiar el proceso productivo.

¿Hasta cuando siguió creciendo el empleo? Algunos dicen hasta 2007 y 2008.
Todos los años ha crecido el empleo, pero cada vez con menor intensidad. De 2006 a 2003 creció muchísimo pero fue principalmente precario. De 2007 en adelante se creció a una tasa mucho menor y se dio un proceso de formalización del empleo, de mucho empleo no registrado que se formalizó. Ya a partir de 2012, lo que se ve es que el poco empleo que se crea responde al sector público, principalmente provincial. Ahora hay que ver las bases de las nuevas tasas que se conocieron pero lo que probablemente esté pasando es que haya destrucción de empleo privado.

¿La novedad que trae la inflación es que la pobreza ya no se limita a los desocupados, como en los 90 y ahora aparecen los trabajadores pobres?
Si, ahora tener trabajo no implica salir de la pobreza. El 36,5 % de situación de pobreza que nosotros relevamos no se limita a personas que viven en asentamientos precarios sino que incluye a muchos que no llegan a fin de mes, que llegan con lo justo con suerte. Los ingresos no alcanzan o alcanzan a menos. Los 5 millones de indigentes están peor porque ni siquiera tienen los ingresos para recuperar las energías que gastan. A diferencia de la primera etapa del kirchnerismo, ahora con la tasa de inflación tan alta, aparece la pobreza detrás de los departamentos y los trabajadores pobres. Se rompe la idea fuerza de que de la pobreza se sale solamente con trabajo. Por eso, las políticas universales: hay que dar ingreso por fuera del trabajo.

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Miguel Bein, que asesora a Scioli, dice que se acabó la década del consumo y ahora viene o debe venir la década de la inversión y el desarrollo. ¿Coincide?
Primero, que hubo una década del consumo hay que relativizarlo con los actuales índices de pobreza. El consumo no fue tanto de los sectores más postergados sino de los más acomodados que explican el boom de la construcción y de la industria automotriz, por ejemplo. Que venga la década de la inversión implica más que esos agentes inviertan lo que hasta ahora consumieron. Cómo se hace para que se invierta en Argentina me parece una discusión interesante pero me resulta peligrosa la idea de decir que ahora hay que ajustar a los de menores ingresos y esperar que inviertan los que tienen más.

Otra afirmación de Bein es que, incluso con las suspensiones y despidos del último tiempo, esta es una economía de pleno empleo.
No, no comparto, de ninguna manera. ¿Pleno empleo con un 7 % de desocupados, con un 52 % de personas en total que están en formas precarias, cuentapropistas, trabajadores no registrados, trabajadores familiares, con contratos temporarios y los desocupados?. El cuentapropismo es lo que más ha crecido en los últimos años. Lo respeto a Bein pero hay más trabajadores precarios que trabajadores formales. Los asalariados registrados bajo convenio son el 48 %, son 8 millones y medio de personas de un total de 17 millones que constituyen la fuerza laboral activa. Plantear eso en el marco de que vengan el shock productivo es solidario con “bueno, hasta acá se pudo”.

La Presidenta volvió a decir esta semana que estamos en el fifty-fifty en cuanto a distribución de la riqueza. ¿Es así?
El fifty-fifty se logró únicamente en 1973 durante la última presidencia de Perón. El de Cristina es un fifty-fifty mentiroso entre otras cosas porque son series no comparables. Se mide de manera distinta. Primero, el trabajo no registrado que se tiene en cuenta ahora y antes no se tomaba, aunque era de menor cuantía. Y la torta que se tiene en cuenta ahora es menor porque se descuentan una serie de impuestos. Todo eso, antes de la manipulación. Además hay un fenómeno de imputación en las mediciones: se imputan niveles salariales a los no registrados que crecen por encima de los que están registrados y tienen representación sindical. Algo imposible.

¿Cómo cambió la participación asalariada en el PBI a partir de 2002, 2003?
En 2001 era del 32 %, en 2002 baja 10 puntos con la crisis hasta 22 %. Después se recupera y a partir de 2006, 2007, la participación asalariada era del 34 %, cae un poco en el 2008 y 2009, se recupera otra vez en 2010 y 2011 y ahora se estabiliza. Hay una recuperación respecto del período de crisis pero estamos lejos del fifty-fifty que se repartiría en partes iguales entre 17 millones de trabajadores y 500 mil empresarios. Si existiera, sería para celebrar. Pero no existe.

Fuente: Lapoliticaonline.com.ar