Los Acuerdos con China. Las urgencias como camino para perder soberanía

Claudio Lozano  fundamentó el rechazo de Unidad Popular al  Convenio marco de Cooperación en materia económica  y de Inversión entre la República Argentina y la República Popular China.  Los ejes del posicionamiento de UP se sostienen en el material que se adjunta: Los acuerdos con China. Las urgencias como camino para perder soberanía,  elaborado por Lozano y Gustavo Lahoud.  El informe analiza el crecimiento de la economía China, la etapa de crecimiento interno que asumió, la relación con los países de la región y el tipo de vínculo comercial con Argentina.

Posición y fundamentos:
«Al evaluar el convenio Marco de Cooperación que está en debate y tiene media sanción del Senado, surgen ambigüedades, algunas precisiones  preocupantes y una importante cantidad de Convenios complementarios y específicos que se desconocen y que nos hacen dudar de que este acuerdo sirva para otra cosa que consolidar la relación asimétrica y desigual que Argentina tiene hoy con China, contribuyendo a una mayor reprimarización de nuestra economía.
Nos preocupa que se diga en los considerandos del proyecto que el gobierno aplicará “el proceso de adjudicación más ventajoso que se utilice en programas de cooperación similares con otros países en relación con Proyectos del Sector Público.
Nos preocupa que este tipo de definiciones no pase por el tamiz del proceso de integración regional. Preocupan también los criterios que guiarán los mecanismos de adjudicación directa para las compras que realice el Sector Público y el artículo 5, que atenta contra la soberanía tecnológica impactando negativamente sobre el nivel de empleo y el trabajo argentino.
Por tanto, el amplio alcance del convenio y la falta de condicionamientos o reservas que definan con cierto grado de precisión un proceso real de participación de valor agregado tecnológico aportado por la industria argentina, condenan el desarrollo futuro del país promoviendo pérdida de oportunidades de crecimiento del valor agregado nacional y del empleo de alta calificación. Por estas razones, nuestro bloque no votará el convenio propuesto».
Para Lozano: «Estos acuerdos están sostenidos más en las urgencias de financiamiento y necesidad de divisas que afronta la economía argentina en la coyuntura, que en un marco más estratégico donde pensemos qué podemos necesitar de China para poder reorientar nuestro desarrollo.
Es decir, son las urgencias, y no la necesidad de replantear la matriz productiva del país, lo que sostiene a los acuerdos en discusión.
La consideración de la relación actual que nuestro país tiene hoy con el gigante asiático, habla de la consolidación de un tipo de relación bilateral profundamente asimétrica, a tal punto que en la última década China acrecentó su papel como proveedor prioritario de productos e insumos industriales de gran valor agregado, al tiempo que incrementó las compras de bienes primarios u otros con escaso valor agregado.
Esta tendencia no solo ha afectado a la Argentina sino que ha sido el patrón comercial que China ha impuesto en toda la región latinoamericana y en particular en el Mercosur. Este hecho no solo ha implicado el deterioro de los niveles de intercambio comercial y de las inversiones intrarregionales, sino que ha contribuido a la reprimarización de nuestras economías.
Dicho en sencillo, en lugar de consolidar la región Mercosur para negociar en mejores condiciones con el gigante asiático, ponemos la relación con China por encima de la experiencia regional.
En el caso argentino acumulamos en el 2014 el mayor déficit comercial en las últimas dos décadas con importaciones chinas por u$ 11.000 millones y exportaciones argentinas por u$ 6.000 millones. Asimismo, en el período 2009-2014 China acumuló un superávit de u$ 21.000 millones.
Pero además, entre el 2003 y el 2013, el 85% de las exportaciones se concentraron en solo tres productos (porotos de soja, aceite de soja y petróleo crudo) mientras que las importaciones provenientes de China se encuentran diversificadas en manufactura de bajo, medio y alto contenido tecnológico, desplazando en muchos casos empleo local.
Lo expuesto sirve para decir que los acuerdos deberían servir para replantear el carácter actual de la relación con China. Si las inversiones que surgen de estos acuerdos refuerzan el patrón exportador actual de la Argentina, si bien pueden reducir el déficit comercial, consolidan la especialización primaria de nuestra economía. Si el acceso a financiamiento barato implica perder de vista el desarrollo de proveedores locales se reproduce el debilitamiento de la trama industrial del país».