El diputado nacional (MC), Claudio Lozano, afirmó que “si se toman estimaciones más realistas que la oficial, el piso para las paritarias debiera ser del 41,6% retroactivo a enero 2016. Y añadió: “Las condiciones de vida de la Argentina actual reclaman un Salario Mínimo que no baje los $9.000 y requieren básicos de convenios que, como piso, deberían ubicarse en los $15.000”.
Síntesis:
La coyuntura económica y social abierta por el gobierno de Cambiemos, plantea una situación de extorsión sobre el conjunto de los trabajadores signada por la puesta en marcha de miles de despidos tanto de la Administración Pública Nacional y las administraciones provinciales y municipales, como en el Sector Privado (22.000 trabajadores). Cesantías que actúan como condicionante de una negociación salarial a la que los trabajadores llegarán luego de un significativo deterioro de su poder adquisitivo. Este, a su vez, es resultado del impacto en precios que ha producido, desde noviembre en adelante, la decisión de validar una devaluación del 50% acompañada por la eliminación de retenciones, el aumento en los combustibles y un brutal ajuste en las tarifas eléctricas, que se ubica entre un 300% a un 600%.
En este sentido, los trabajadores que acumulaban una pérdida promedio del poder adquisitivo de un 4,2% a Diciembre del 2015 respecto al 2011, al considerar solo la gestión del nuevo gobierno, es decir desde diciembre, y proyectando los precios a Marzo, que es el momento de la discusión paritaria, acumularían una pérdida de entre un 5,9% y un 7,6%. De este modo, el trabajo que aquí presentamos sostiene que, considerando el Índice General de Salarios del INDEC, – en promedio, y simplemente para mantener el poder adquisitivo de Noviembre del 2015 -, deberían tener un incremento en sus salarios, (en la más moderada de las estimaciones y suponiendo como cierta la estimación gubernamental del 25%), del 30,9% retroactivo a Enero del 2016. De más está decir que, si se desplaza la “increíble estimación oficial” y se toman estimaciones más realistas (para nosotros un 35,7%), el piso para las paritarias debiera ser del 41,6%, retroactivo a Enero 2016.
Este trabajo también ratifica un concepto que siempre hemos sostenido. En la discusión paritaria debe considerarse la relación entre la evolución salarial y los precios, pero también deben incorporarse las necesidades “reales” de los trabajadores. Así las cosas, los datos disponibles indican que el ingreso promedio de quienes trabajan en la Argentina asciende a $7.354 y que en el caso de los asalariados registrados sube a apenas $9.071, mientras que en los no registrados desciende a $3.983.
Todos estos salarios resultan paupérrimos al compararlos con la más moderada de las estimaciones de la canasta de pobreza ($7.377). Ni qué hablar frente a la canasta de consumos mínimos elaborada por la Junta Interna de delegados de ATE-INDEC ($15.577) o la Canasta de Consumo Promedio Familiar, que se ubica en $18.646. Frente a lo expuesto, sostenemos que las condiciones de vida de la Argentina actual reclaman un Salario Mínimo que no baje los $9.000 y requieren básicos de convenios que, como piso, deberían ubicarse en los $15.000.
Estos deberían ser los objetivos de un acuerdo social razonable, que se planteara establecer una senda de recuperación del poder adquisitivo de la población dinamizando así el consumo popular y el mercado interno. Criterio éste que se ubica en las antípodas de una estrategia oficial que, de cumplirse en sus objetivos, implicará una pérdida importante del poder adquisitivo de los salarios. Las paritarias son el momento en el que política y socialmente puede ponerse un freno a la estrategia recesiva del gobierno nacional.
El trabajo que aquí presentamos fundamenta los conceptos hasta aquí expuestos.