Informe elaborado por Ana Rameri y Claudio Lozano y equipo.
Para Lozano, “este trabajo muestra que los acaudalados multimillonarios de la Argentina amasaron sus fortunas obteniendo rentas extraordinarias basadas en la explotación simple de los recursos naturales, o bien en base a ventajas monopólicas creadas y mantenidas por las políticas gubernamentales y, en ningún caso, por la innovación tecnológica.
Así es que resultaron beneficiarios de múltiples recursos estatales. Promoción Industrial, privatizaciones, estatización de deudas asociadas a fugas importantes de capitales, sobreprecios en las compras públicas, pesificaciones asimétricas, etc. Desde los años cincuenta hasta la actualidad la justificación para hacerlos receptores de tantos privilegios tuvo que ver con fortalecer una burguesía nacional que pudiera ser el soporte, el agente dinámico del desarrollo argentino. Sin embargo, nada de esto ocurrió. El apoyo estatal se transformó en palanca para la apropiación privada de beneficios, la fuga de capitales y la internacionalización de sus trayectorias empresarias. En términos de país la resultante fue una modernización industrial trunca. Son hoy exponentes de una Argentina profundamente desigual que ni siquiera los ha transformado en sujetos tributarios centrales a la hora de recaudar.
La regresividad impositiva de la Argentina es una constante histórica que jamás se modifica. Hoy, ante la evidencia del déficit fiscal, se discute solamente entre la opción de emitir o endeudarse. Parece un tabú hablar de lo elemental que es cobrarles impuestos a los ricos. En este material se sostienen dos cuestiones centrales. Por un lado, un desafío al órgano recaudador (AFIP) a efectos de saber qué patrimonio tienen declarado los personajes que aquí se describen y cuánto aportan tributariamente, y por otro, una demostración concreta de que cobrándole a los ricos podríamos terminar hoy con la indigencia”.