Informe elaborado por Samantha Horwitz y Claudio Lozano, del Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (IPyPP).
Para los autores, “la Ciudad de Buenos Aires arriba a las puertas de la pandemia con un proceso de fuerte ajuste fiscal y desinversión pública. Se pueden mencionar cinco rasgos principales:
* La ejecución al primer trimestre revela un superávit primario de $26.395 millones que implica respecto al año anterior, un aumento del 40,2%. En el marco de las limitaciones en términos recaudatorios por la recesión en curso, el mejoramiento del resultado fiscal fue alcanzado por la estrategia de retrasar el gasto primario con una caída real del -6,5% explicada fundamentalmente por el recorte de la inversión pública (-54,3%).
* Este ajuste se sostiene a pesar de una crisis económica que se refleja en el golpe de la capacidad recaudatoria de la ciudad que vio caer la recaudación tributaria un -4,4% en términos reales, apenas morigerado por ingresos no tributarios, con un pronóstico de mayor deterioro en los próximos meses.
* Los trabajadores públicos cargan con parte del ajuste en sus bolsillos. La masa salarial cayó un -6,4% respecto al año anterior que, sumado al congelamiento de las contrataciones de personal, determinará mayores ajustes en esta partida en el próximo trimestre.
* La desinversión pública, tanto directa como intermediada por contratistas, en la provisión de servicios básicos para la población porteña se verifica en el recorte destinado a la vivienda (-$1.504 millones), a educación (-$473 millones), agua potable y alcantarillado (-$351 millones), transporte (-$693 millones), servicios urbanos (-$239 millones) entre otros.
* La liberación de recursos públicos por el desplome de la inversión pública en general fue muy superior a lo destinado para reforzar y preparar al sistema sanitario de la ciudad para afrontar la pandemia (+$432 millones).