📝 El cierre de 2024 muestra dos caras del mercado de trabajo. Por un lado, en el cuarto trimestre algunos indicadores reflejan una mejora: el empleo creció y el desempleo bajó de 6,9% a 6,4%. Pero este alivio esconde una realidad más profunda: a nivel interanual, el mercado laboral sigue estancado y en transformación regresiva.

👷🏼‍♀️👷🏼 En los últimos doce meses, el empleo asalariado cayó como resultado de la destrucción de puestos de trabajo registrados, mientras que el cuentapropismo creció más que proporcionalmente a esa caída, consolidando un esquema de trabajo inestable, sin protección y de bajos ingresos. A su vez, el desempleo aumentó de 5,7% a 6,4%, con 170.000 personas más sin trabajo y una creciente presión sobre el empleo: el 23,1% de la PEA ya se encuentra en situación de desempleo abierto o buscando otra ocupación por insuficiencia de ingresos.

‼️ Este proceso de flexibilización y precarización laboral no es aislado, sino que responde a una reconfiguración de la estructura productiva. La industria, la construcción, el comercio y la administración pública pierden empleo, mientras que el crecimiento se concentra en sectores como el financiero, la logística vinculada a la apertura comercial y los servicios orientados a consumidores de altos ingresos, actividades caracterizadas por modalidades laborales más flexibles y bajos niveles de estabilidad. Se destruyen empleos industriales, se generan ocupaciones inestables y la economía se aleja de un modelo de desarrollo con inclusión.

❓El cuarto trimestre deja así un interrogante abierto: ¿puede hablarse de recuperación cuando el mercado laboral sigue atrapado en el estancamiento, la precarización y el retroceso del empleo industrial?