Adjuntamos el trabajo “Amasando el pan en casa, mientras Cargill la amasa en pala”, elaborado por Claudio Lozano y Tomás Raffo, Coordinador del IPyPP.
Lozano: “Lamentablemente el Gobierno parece tomarnos el pelo con la propuesta de que amasemos el pan en casa, mientras Cargill y un puñado más de firmas la amasa en pala a costas de la sociedad argentina. Hoy, mientras el precio del pan vuela por las nubes, los exportadores son dueños del 70% del trigo disponible hasta la próxima cosecha. El aumento del pan es consecuencia de que Guillermo Moreno autorizó un cupo de compra de trigo a los exportadores en junio de 2012 de hasta 6 millones de toneladas. El acuerdo de Moreno con los exportadores en el contexto de una cosecha de solo 9 millones desató la crisis en el precio del pan. Moreno esgrime la ley de abastecimiento amenazando productores pero no se pelea con quien debe pelearse, la trasnacional Cargill es la clave del problema”.
En dicho trabajo, Lozano sostiene que, “la noticia del aumento del pan a $20 el kilo demuestra una vez más el fracaso de la política de “congelamiento” de precios dispuesto por el Gobierno Nacional. Los precios no se congelan por arte de magia sino que es el resultado de una intervención política sobre los actores fundamentales que definen el precio de cada producto. En el caso específico al que nos abocamos, son un conjunto reducido de firmas, no más de 5 exportadoras de trigo y no más de 3 procesadoras de harina de trigo los actores principales sobre los que el Gobierno debe intervenir para llevar el pan a precios razonables en la mesa de los Argentinos. Entre estas empresas una sobresale por estar en los dos negocios, tanto del procesamiento de la harina como de la exportación de trigo, con una participación central. Se trata de la trasnacional Cargill, que es la principal procesadora de harina de trigo (con el 17% de la molienda) y la principal exportadora de trigo (con el 19,4% de exportación). Es más, esta empresa es la 3er empresa de mayor facturación del país (solo superada por YPF y Tenaris). Es sobre el modo en que esta empresa, y también las restantes firmas (Molino Cañuelas y Andrés Lagomarsino en la molienda; y Bunge, ADM, Louis Dreyfus y Nidera en la exportación) construyen sus rentabilidades disociando el precio de la harina de su costo de producción donde el Gobierno debe controlar y regular (y para eso no hace falta militantes sociales en los supermercados) para no solo congelar sino bajar drásticamente el precio de un alimento básico como el pan. Lamentablemente el Gobierno parece tomarnos el pelo con la propuesta de que amasemos el pan en casa, mientras Cargill y un puñado más de firmas la amasa en pala a costas de la sociedad argentina. Hoy, mientras el precio del pan vuela por las nubes, los exportadores son dueños del 70% del trigo disponible hasta la próxima cosecha”.