Informe elaborado por Claudio Lozano en el que se analiza la información disponible al segundo trimestre de 2019 en materia de pobreza e indigencia, en lo relativo a su distribución territorial y al impacto sobre las distintas edades.
Para Lozano, “mientras el promedio nacional evidencia un 36,7% de la población bajo la línea de pobreza, son 17 las jurisdicciones del país que superan la media nacional. A la vez, mientras la población en situación de indigencia que, a nivel nacional promedió un 8,3%, siete provincias superan el promedio del país. Es dramática la situación del Chaco que ostentando una tasa altísima de indigencia (16,7%), y pese a no ser una provincia fuertemente poblada tiene la característica de ser el tercer distrito de la Argentina con mayor cantidad de personas en situación de indigencia. Algo así como EL TERRITORIO DEL HAMBRE en nuestro país. El panorama es sombrío por donde se lo mire. Mientras el norte concentra los mayores porcentajes de pobreza, la franja central del país agrupa el mayor número de pobres y resulta alarmante el empobrecimiento de provincias del sur como Tierra del Fuego, Río Negro y Chubut. La desigualdad se expresa con crueldad al observar que en parte de las provincias más productivas en lo relativo al desarrollo del agronegocio y el complejo sojero, el hambre se manifiesta con la mayor crudeza. En el año de la cosecha récord en la producción de oleaginosas y granos, es récord también el hambre y la indigencia.
La infantilización de la pobreza, adquiere niveles extremos al constatar que el 54,6% de los menores de 14 años son pobres (más de 6 millones de pibes) y el 15% pasa hambre (más de 1,6 millones de pibes). Ellos, por sí solos son el 36,8% de los pobres argentinos y el 43,7% de los que pasan hambre en nuestro país. Como corolario baste decir que en un año las políticas de Macri y el Fondo empujaron a la pobreza a 251.672 adultos mayores y a 1.214.800 menores de 14 años. El gobierno que decía que no era necesaria la emergencia alimentaria produjo con sus políticas un aumento del casi el 80 % en un año del hambre en nuestros pibes (+ 79%) y en nuestros mayores (+74,6%)”.