Informe «El Mercado laboral que deja Macri: 9% de desempleo y 100 % de autoempleo y precariedad laboral», elaborado por el Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (IPyPP) fundado por Claudio Lozano y que coordina Ana Rameri.
Para los autores, “una vez más el deterioro del mercado laboral argentino se expresa no en la evolución de la desocupación abierta (que cae apenas en términos porcentuales aunque sube en 46 desocupados más en términos absolutos) sino en el crecimiento del cuentapropismo, el trabajo en negro y la destrucción de empleo asalariado en blanco. Cabe recordar que la desocupación se mantiene en los niveles del Segundo Semestre del 2018 momento del derrumbe de la economía argentina.
Pero más allá de esto el deterioro se expresa en la destrucción neta de puestos de trabajo de asalariados registrados (55.000 menos), que resultan compensados por el brutal incremento del cuentapropismo de bajos ingresos (387.830 más) y por el aumento de los asalariados no registrados que crecen en 84.164 puestos más ubicando el nivel general de los asalariados no registrados en el 35,9% del total de los asalariados. Es decir que, si bien la tasa de empleo habla de 502.000 nuevos puestos, 472.194 (el 94%) son cuentapropistas que changuean para sobrevivir y asalariados en negro. En ese marco, el indicador clave del problema laboral argentino es el de los ocupados demandantes que crece del 17,3 al 19% en un año.
Son 416.700 trabajadores más que buscan refugio en ocupaciones de subsistencia y que en la práctica es la desocupación encubierta que existe en la Argentina. Si a los 416.700 ocupados que siguen buscando se le agregan los 270.000 subocupados más, los 500.000 nuevos puestos son solo la evidencia del monumental deterioro laboral argentino.
Desempleo en torno al 9%, destrucción de empleo asalariado formal y 100% de precarización en los nuevos puestos de empleo definen el deterioro del mercado laboral argentino. La creatividad y la energía que la sociedad argentina refleja inventando por la vía del autoempleo formas de sobrevivir, no puede ser presentada como un aumento del empleo.
La alta precarización del trabajo, el autoempleo y el deterioro de los salarios implican un proceso de degradación de las condiciones de vida al inicio del año en curso, que dificulta la capacidad de los sectores populares de afrontar la supervivencia. Más aún cuando se ve amenazada por una pandemia como la del Covid 19.”