El presente material fue concebido en función de la interpelación que un conocido programa televisivo realiza reiteradamente a través de la televisión pública.
Hay que reconocerle al citado programa su empeño por aportar al debate “cultural” (es decir el que involucra las ideas, las visiones y las apreciaciones) de la coyuntura nacional.
También hay que reconocerle el particular sesgo con que dicho programa (así como sus conductores) interpretan, analizan y en suma adoptan posiciones frente a la coyuntura. Desde una mirada desapasionada (casi una utopía para los que firmamos este material) lo menos que puede decirse del sesgo de mirada del programa es que el mismo se inscribe como parte de uno de los más formidables y eficaces aparatos de reproducción del consenso de la actual administración del Estado.
La eficacia del citado programa se sostiene, en parte, en una particular forma de vincular/asociar (por lo menos en el plano imaginario) los restos vivos en la conciencia popular de los acontecimientos del 19/20 de diciembre del 2001 (es decir aquellos que suponía un cuestionamiento profundo al orden económico y social) con aspectos discursivos de la actual gestión (en particular los diversos discursos presidenciales). Así el programa emite imágenes de los cacerolazos del 2001, seguido de los discursos de la Presidenta, pasando por un collage de imágenes que aglutina las Marchas de la Memoria, las movilizaciones sociales y hasta los recitales de rock. Se trata de un mecanismo formidable en la construcción del consenso gubernamental en tanto liga, casi sin mediaciones, la energía social de transformación del 2001 con las medidas que adopta la actual gestión gubernamental. Así las reivindicaciones de una sociedad más justa que recorriera nuestro país en el 2001 impugnando todo el orden económico, social y político de aquel entonces, son transformadas (invertidas) en su negación: pasan a ser la energía de convalidación del actual orden económico, social y político.
Sobre este dispositivo, que entendemos fundamental en el aporte al consenso estatal, hay otro subsidiario, quizás de menor envergadura ideológica, pero no por ello menos eficaz a la hora de aportar al objetivo del programa. Es aquel que se sintetiza en la propia consigna del programa: Multiplicar es la tarea. Se trata de reproducir lo máximo posible la particular visión del programa. Sea mediante la reiteración, a veces hasta el hartazgo, del citado collage de imágenes; como también de, mediante una sutil maniobra, vincular la enunciación por parte de cualquier personaje medianamente conocido (y si es popular mejor) del nombre del programa con los contenidos del mismo. Es decir, si un cantante famoso (como puede ser Diego Torres) dice que “vamos a ir de gira por 6,7,8 ciudades…”, el programa inserta dicho enunciado (y su correspondiente imagen dentro del collage) como modo de validar los contenidos que emite. Consideramos este último procedimiento como un sutil modo de sostener el objetivo del programa, al vincular a un artista popular (y por ende con capacidad de convalidación social) con los contenidos mediáticos que el programa emite, y que como dijéramos, ya reiteradamente también, no tienen otro objetivo sino el de aportar en las condiciones de reproducción del consenso gubernamental, es decir aportar a la reproducción del orden económico y social en el cual se inscribe las prácticas gubernamentales de la actual gestión.
Este material pretende utilizar el mismo procedimiento, aunque no con sutilezas, de vincular el nombre del programa, pero no con famosos que validen los contenidos del mismo, sino con las condiciones que hacen de el actual orden económico y social un orden de desigualdad que requiere, de parte de aquellos comprometidos en la lucha contra las injusticias, un fuerte compromiso, no de convalidación y consenso (como pretende el programa), sino de impugnación y construcción de las condiciones que permitan su transformación.
Desde este objetivo, pretendemos también que todos aquellos espectadores del citado programa, como inclusive el propio programa, pueda incorporar otras 6,7,8 razones para cuestionar el actual rumbo económico y social que presenta nuestra sociedad. Queremos que estas 6,7,8 razones permitan avanzar en el necesario cuestionamiento al consenso gubernamental como condición de posibilidad de construir una Argentina más Igualitaria.